lunes, 29 de julio de 2013

El dilema del prisionero

El dilema del prisionero es una especie de paradoja en la rama de teoría de juegos en la que están involucrados dos individuos de tal manera que si cooperasen obtendrían el mejor resultado, pero visto de una forma egoísta, es decir, individualista, buscando el mejor resultado para cada uno, obtendrían un resultado bastante deficiente y lejos de lo óptimo.

El dilema es el siguiente:
La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a la pena total, diez años, y el primero será liberado. Si uno calla y el cómplice confiesa, el primero recibirá esa pena y será el cómplice quien salga libre. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a seis años. Si ambos lo niegan, todo lo que podrán hacer será encerrarlos durante seis meses por un cargo menor.

Se puede ver que lo mejor para ambos es que ninguno confiese y cumplan una pena de 6 meses solamente. Pero aquí entra el juego el "egoísmo" de cada preso, pues si uno confiesa y el otro no, el primero no tendrá que estar en la cárcel ni un solo minuto. ¿Hasta cuando sería bueno confesar? Porque si confiesa y el compañero también, le caen a ambos 6 años.

Pongámonos en la situación de que somos uno de los dos presos. Tenemos dos opciones, confesar el crimen o callar. Indistintamente de lo que hagamos, no sabremos que es lo que ha hecho nuestro compañero.

thump 3507375cuadro1 El dilema del prisionero
Si observamos la matriz, si nuestro cómplice confiesa, a nosotros nos caerán 6 años si confesamos y 10 años si callamos. Es decir, si él confiesa, es mejor que nosotros confesemos. Por otra parte, si él no confiesa y nosotros confesamos, seremos libres y si callamos nos caerán 6 meses. De nuevo, si él no confiesa, lo más favorable para nosotros es confesar.

Y ésta es precisamente la paradoja, ya que visto de una forma egoísta lo mejor es confesar, indistintamente de lo que haga tu compañero, pero visto de una forma colectiva, lo óptimo sin lugar a dudas es que callen ambos, de manera que puedan salir libres a los seis meses.

¿Qué haríais vosotros? Yo lo tengo clarísimo por lo que he dicho en posts anteriores. Soy leal y no un ortiba y espero lo mismo de mis amigos. Claro que podría salir perjudicado si el otro confiesa, pero en ese caso, mi mayor condena caerá sobre su conciencia. 

Ahora bien, me ha encantado una forma de "jugar" al dilema del prisionero en un concurso de la TV inglesa llamado "Golden Balls". La última opción es elegir entre "split" (repartir) ó "steal" (robar) un bote de £13,600 (unos 15.000 €), con las posibles soluciones ya conocidas:
  • Si ambos escogen repartir, se reparten el premio a medias.
  • Si uno reparte y el otro roba, se lo queda todo el que roba.
  • Si ambos roban, los dos se quedan sin nada.
En el juego clásico, los "prisioneros" tenían que tomar su decisión aislados el uno del otro, pero en este programa se permite que hablen durante un minuto, por lo que pueden hacer un pacto... si se fían el uno del otro.

Pensadlo unos segundos: ¿Qué haríais vosotros? 

En este programa, el jugador de la derecha hace una jugada muy inteligente, que podéis ver a partir del minuto 2:30. Para no hacer un spoiler, la comento después del vídeo, con texto en blanco así que tenéis que marcar con el ratón para hacer el texto visible.

 

(Texto en blanco aquí:)

La clave de la complejidad del dilema del prisionero está en que, obviamente, no sabes qué va a hacer el otro.

Así que el jugador de la derecha (D) opta por hacerse "el loco" y mostrarse tozudo en que él va a robar, da igual lo que el de la izquierda (I) diga o piense, prometiendo repartir el premio con él al salir del programa. 

¿Qué opciones le deja esto a (I)? Si (D) de todas formas va a "robar", puede pasar: que sea sincero y quiera repartir el premio, con lo que yo debería "repartir". Si no es honesto, da igual lo que yo haga porque no me voy a llevar nada. Por hacer daño, podría "robar", pero "repartir" es la única opción con la que tengo alguna posibilidad de llevarme algo, con la esperanza de que (D) sea honesto.

Obviamente, esto es lo que (D) quería que (I) pensara, forzándole a tomar una de las dos opciones y pudiendo así elegir tranquilamente "compartir", lo contrario que prometió elegir, ¡pero con lo que ambos jugadores salen ganando a pesar de todo!


(Fin de texto en blanco)


martes, 23 de julio de 2013

¡Feliz día del amigo!

Hoy pondré un post algo empalagoso y con algo de retraso. Pero es que después de tantos años fuera de Argentina, se me ha pasado el 20 de julio.

En mi adolescencia, celebrábamos el 20 de julio como el Día del Amigo. Según la Wikipedia, también se celebra en España el mismo día, aunque aquí jamás le he visto ninguna repercusión. Y según la misma página, el 27 de abril de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió finalmente invitar a todos los países miembros a celebrar el Día Internacional de la Amistad el 30 de julio de cada año.

Por tanto, según unos estoy dos días tarde, y según otros me adelanto ocho días. Sinceramente, me da igual porque soy poco amigo de fechas (¡Las broncas que me han caído algunas veces por olvidarme los cumpleaños de mis parejas o los aniversarios!) y además porque al fin y al cabo un amigo es alguien con el que puedes contar siempre, cualquiera sea el día.


Quiero felicitar a todos mis amigos de mi adolescencia, a todos aquellos de mis primeros pasos en el ajedrez, con los que aún conservo la amistad y que gracias a Internet nos podemos sentir más cercanos. Felicidades Pablo, Mariano, Berta, Lucas.

Quiero felicitar al grupito de la Uni con los que compartimos varios anécdotas inolvidables y que aún hoy recordarlas nos hacen reír. Por aquellos bellos recuerdos de los Universitarios en Madrid, Murcia, Torremolinos, Valencia, Ávila y Salamanca. Felicidades Guti, Gus, Carlitos, Raulín, Maurici, David, Oso.

Quiero felicitar a mis amigos más cercanos actualmente, aquellos con los que puedo contar más a menudo y que siempre están cuando los necesito. Felicidades, Jordi y Alex.

Y por supuesto felicitar también a alguien muy especial, que además de ser mi pareja y la persona con la que quiero compartir el resto de mis días, es por sobre todo una amiga. Felicidades Joana, y gracias por estar a mi lado.

¡Lamento el pastel! ¡Pero es que era injusto hablar sólo de los ortibas y no dejarle sitio a mis amigos!

domingo, 21 de julio de 2013

Tu quoque, fili mi!

Frase latina atribuida a Julio César dirigida a Bruto, su protegido, cuando vio que también empuñaba el puñal en la conjuración del Senado Romano en la que fue asesinado, el 15 de marzo del 44 A.C.

La traducción al castellano sería "¡Tú también, hijo mío!" y suele aplicarse cuando alguna persona de nuestra confianza nos traiciona, renegando con dichos o acciones un compromiso de lealtad. La traición es probablemente una de las actitudes más viles del ser humano y puede doler tanto que quienes la viven no sólo experimentan negación, ira, tristeza, es decir todas las etapas de un duelo, sino que, además pueden llegar a sufrir estrés postraumático.

Imagínense el dolor físico de Julio César mientras moría apuñalado. Pero súmenle a ese dolor otro, quizá mucho más fuerte, que es el que su propio protegido participara de la conjuración.



En mi caso el sentimiento de lealtad está muy arraigado. Al menos yo, que tengo cientos de defectos, puedo decir con orgullo que soy un tipo leal que jamás traicionaré a ninguno de mis amigos. Puede que tenga pocos, pero los que tengo son de verdad y sé que puedo contar con ellos -o ellos contar conmigo- cuando haga falta. Y que todos los secretos que me cuenten irán conmigo a la tumba, del mismo modo que espero lo mismo de ellos.

En el Río de la Plata existe una jerga o argot llamado lunfardo, que no conoce el léxico de las acciones nobles o generosas, ni del trabajo útil o industrial. Ni siquiera aspectos positivos del ser humano, con la excepción de la devoción por los padres, la lealtad amistosa y la hombría.





Por lo tanto, el lunfardo no es un idioma, pero tampoco es un dialecto, sino en su origen una jerga o argot, con los procesos de formación que suelen darse en los lenguajes de delincuentes para convertirlos en lenguajes cerrados y secretos para los extraños. Así pues, se sustituyen términos comunes por otros que compliquen el entendimiento del mensaje, se crean metáforas, sinónimos, inversión de las sílabas (el vesre), etc.

Así pues, en el lunfardo existen varias palabras para referirse a los traidores: el término más conocido es falluto (o fayuto), aunque como en realidad las traiciones vienen generalmente acompañadas de una delación, nos podemos referir al delator como ortiba (u ortiva), que no es más que batidor al revés, en donde la "D" ha desaparecido. Otras muy usadas son buchón, botón o alcahuete.

Generalmente los traidores son personas cobardes y esconden su identidad. En sus delaciones pueden haber sentimientos de celos, rencor, venganza, envidia, etc. respecto de la persona delatada, o -en muchos otros casos- porque sufren miedo o presiones por parte de una persona con cierto poder que utiliza actitudes mafiosas y prepotentes que acaba obligando al ortiba a batir, incluso aunque los hechos no sean ciertos.

En mi vida me he cruzado con numerosos ortibas. Seguramente, si ahora están leyendo este blog, algunos de ellos se darán por aludidos. Uno de ellos incluso llegó a tener las llaves de mi casa, por lo que podéis ver el nivel de confianza al que llegó dentro mis amigos, y lo doloroso que resultó sentirse traicionado. Con otro, sin llegar a ser mi amigo (simplemente un conocido), le ayudé consiguiéndole clases para dar o algún torneo para arbitrar. Pero probablemente la traición más dolorosa es la de una piantada que no en vano mi abogado ha solicitado ante los juzgados un examen psiquiátrico.


Otra palabra lunfarda interesante de conocer es la de versero. Una de sus acepciones es la de un hipócrita o un mentiroso que utiliza falsos argumentos para manijear al ortiba. La falta de escrúpulos del versero incluso le lleva a plantear en una matufia algunos hechos como ciertos, aunque éstos no sólo no han sido probados, sino que tampoco existen pruebas de ello.

Un versero puede llegar a estar pajerizado a tal punto que olvida el cargo que ocupa y a quien se debe y utiliza el mismo para sus roscas personales. Y el asunto puede llegar a ser realmente grave si sus laderos son unos chupamedias incapaces de hacer frente a su actitud vengativa, rencorosa y antidemocrática.

Para los más interesados en profundizar en el lunfardo, les recomiendo el siguiente "diccionario" lunfardo-castellano.

Y paciencia a todos los que me pedís que cuente cosas  más "directas". Dicen que la venganza es un plato que se sirve tarde y frío. Y haciendo una alusión con el ajedrez, la amenaza es siempre mucho más fuerte que la ejecución.

miércoles, 17 de julio de 2013

"Que parezca un accidente"

Frase atribuida a Vito Corleone, el personaje ficticio más famoso del hampa, aunque realmente el Don nunca la llegó a pronunciar (ni tampoco ninguno de los personajes de la saga). Don Vito era lo suficientemente sutil como para darlo por hecho cuando realizaba uno de sus famosos "encargos".



La frase en cuestión, no obstante, se ha hecho famosa, y no sería de extrañar que algún otro mafiosillo del tres al cuarto la haya llegado a pronunciar alguna vez. Pero me estoy yendo por los Cerros de Úbeda y al final este blog parecerá un blog de críticas de cine en vez de uno en el que relato mis reflexiones y vivencias, bien guardadas durante tantos años y que ahora salen a la luz porque el vaso de agua se ha colmado.

Volvamos pues, a agosto del 2006, en donde continuaré el relato del Campeonato de España por Equipos que arbitré en las Cotxeres de Sants de Barcelona. Seguro que muchos de vosotros ha participado o asistido alguna vez al Open de Sants, que se realiza en el mismo lugar, y habrá observado que los árbitros y la organización están sobre una tarima de unos 30 a 40 cms. He estado rastreando Internet y no encontré ninguna foto de la famosa tarima desde el costado, apenas una en que se ve cubierta con un mantel que llega hasta el suelo. No se ve lo que hay detrás, pero estábamos "elevados" por sobre el público y jugadores. Cualquier persona que haya asistido o participado en el Open de Sants lo podrá verificar.



Nos sentábamos a una cierta altura sobre el suelo, y las sillas eran las clásicas de plástico, con las patas horizontales metálicas cruzadas, como la que se ve en la foto.


Bien, puede que no tuviera el agujero en la espalda, pero lo que importa son las patas de la misma. En la tarima había más de una de esas sillas, en donde me sentaba yo mismo, como árbitro, junto con otros integrantes de la organización. Y por providencias del destino (o quizá no), el mismo día de comienzo del Campeonato, las patas traseras de mi silla se "desplazaron" (por decirlo de algún modo) hacia atrás, fuera de la tarima, y el peso de mi cuerpo hizo el resto. Una caída hacia atrás, de unos 30 a 40 cms. y sin posibilidadad alguna de poner las manos para amortiguar el golpe. Como mi cabeza, lógicamente, sobresalía por encima de la silla, el resultado fue que me di un fuerte golpe con la cabeza contra el suelo.

La primera reacción de mis compañeros fue mitad sorpresa y mitad gracia, observándome como quedaba literalmente "clavado" en el suelo. Y es que los recuerdos que tengo son borrosos. Sólo recuerdo un mareo, también que "vi las estrellas", y un breve desorientamiento de pensar "¿Qué estoy haciendo aquí?" que me duró unos 30 segundos o quizá algo más. Se acercaron a ayudarme a levantarme, pero yo les pedí por favor que no lo hicieran, que en mi mente aún no había acabado de "caer". Todo ello ocurrió el primer día del torneo y poco después de haberse solucionado el "affaire" del hotel, pero bueno, sólo un paranoico relacionaría ambas cosas.

Lo peor fue la situación de tensión que se generó poco después. En ese momento, con un mareo y un fuerte dolor de cabeza, lo primero que solicité fue ir a urgencias a evaluar los efectos del golpe, más que nada por si tenía alguna lesión interna. Había leído no hacía mucho de un chaval que en una manifestación habían recibido un golpe en la cabeza por parte de los antidisturbios, y sin darle mayor importancia se fue a su casa. Al cabo de unas horas comenzó a sentir fuertes dolores en la cabeza, fue a urgencias, entro en coma... y murió. Sí, ya sé que son casos extremos, pero casos verídicos y era mi vida y no la de otros la que estaba en juego.

Por suerte o por desgracia, en ese momento se encontraba presente una Àrbitro Internacional, amiga de algunos miembros de la organización (que había arbitrado hasta hacía apenas unos días otro torneo de la FEDA en Barcelona) y que, dadas las circunstancias, se ofreció gentilmente a colaborar. Dicha oferta me dejaba en una situación "lose-lose" (muchas veces se usa el ejemplo contrario, es decir una situación "win-win" en la que ganas hagas lo que hagas, pues en este caso era exactamente al revés), porque cualquier decisión que tomara iba a quedar mal:

  • Si aceptaba su ofrecimiento, iba a quedar como un caradura que sólo buscaba escaquearse del trabajo y que tiene el "morro" de dejar el trabajo en manos de otra persona cuando sería yo quien cobraría por el arbitraje. 
  • Si lo rechazaba, quedaba como un soberbio que todo lo puede, y no sólo atrasaba el torneo (había que dar de alta en el Swiss Manager los jugadores, los equipos, comprobar las inscripciones, etc.) sino que además ponía en riesgo la realización del mismo si realmente en el hospital me diagnosticaban algo grave.
Y obviamente, tomara la decisión que tomara, mis enemigos (como así fue posteriormente) harían leña del árbol caído criticándome todo lo habido y hasta lo no habido.

Finalmente, tomé la decisión de aceptar su ofrecimiento y el Director del Torneo me acompañó al Hospital Clínic de Barcelona. No recuerdo ahora exactamente el tratamiento, pero me tomaron una radiografía para saber si había lesiones internas, y me recetaron analgésicos. El hecho de que no hubiera perdido el conocimiento en la caída contaba como algo positivo. La cuestión es que estuve aún más de 48 horas con fuertes dolores y a mi regreso a Cotxeres le solicité a la A.I. colaboradora si podía quedarse, al menos un par de días, por si finalmente yo no podía continuar.

El torneo transcurrió sin incidentes en general, salvo un par, que ahora mencionaré, y afortunadamente para mi salud no sufrí lesión alguna. El primer incidente fue en la Reunión de Delegados, cuando la Organización pretendió hacer un cambio respecto de las bases (no recuerdo si respecto de los horarios de juego). Para cualquier cambio, éste debía ser aceptado por unanimidad, y hubo un delegado que se opuso. Nada que objetar por mi parte, pero su oposición no gustó a la Organización que me dijo "Recuérdame el nombre de ese delegado para próximos torneos". El segundo es algo más surrealista (por así decirlo) y paso a relatarlo:

En una de las últimas rondas, un equipo se sienta a jugar dejando su primer tablero vacío. Esto no estaba permitido por el Reglamento de Competiciones de la FEDA de entonces, que especificaba claramente que, en caso de dejar tableros vacíos, estos deberían comenzar desde el último. Algo lógico porque sino eso da origen a especulaciones, en donde se "sacrifica" el primer tablero para tener más posibilidades jugando en los tableros segundo a cuarto. El Reglamento era muy claro: en caso de una incomparecencia, se pierden todos los tableros a continuación del mismo. Blanco y en botija.

Mi decisión, amparada en el Reglamento en vigor de entonces, fue la de dar por perdido el match al equipo por 4-0 que dejó el tablero vacío. Pero... ¡Oh casualidades de la vida!, dicho equipo era precisamente el club en donde tenían ficha tanto el Director del Torneo como el Delegado de la FEDA. ¿Está bien eso de juez y parte? La cuestión es que se presentó una reclamación al Comité de Competición y en el mismo se pudo comprobar que la sombra del poder es alargada: se cambió la decisión adoptada por mí, ratificando la incomparecencia en el primer tablero, pero dando por válidos los otros tres resultados. El argumento utilizado por ellos fue que su primer tablero padecía una enfermedad de inestabilidad del sueño, que le llevaba a largos períodos despierto y a quedarse dormido en otras circunstancias. Yo jamás vi ese certificado médico pero no soy quien para dudar de la palabra del jugador. De todas maneras, me limité a cumplir lo que decía el Reglamento de Competiciones que no hablaba ni especificaba ninguna justificación por enfermedad: que luego el Comité de Competición me cambie la decisión en base a otros criterios no especificados es otro tema, no reglamentario, sino "político".

Y ya que hablo de decisiones arbitrales revocadas por el Comité de Competición, sólo recuerdo una más y otra vez "casualmente" tendrá presente al mismo protagonista, pero de ella hablaré en un próximo post.


miércoles, 3 de julio de 2013

Juegos de guerra

Quiero comenzar el post agradeciendo todas las felicitaciones y las muestras de apoyo que me habéis hecho llegar en privado por mi blog y por la obtención de la norma de MI. Comprendo perfectamente que sean en privado, a nadie le gusta enfrentarse al poder.

Y espero no decepecionaros si hago un pequeño paréntesis no continuando el interesante relato de lo acontecido en el Campeonato de España por Equipos Primera División Norte del 2006, y en vez de ello os aburro comentando una de esas películas clásicas que vi en mi adolescencia que deja una moraleja clave.

La película en cuestión se llama "Juegos de Guerra", fue realizada en 1983, en plena Guerra Fría EEUU-URSS y el protagonista era un "hacker" que conseguía infiltrarse en los ordenadores del Pentágono, exclusivamente por diversión, y conseguía engañar al superordenador americano simulando un ataque soviético. La broma sale mal, y tanto el ordenador como los altos mandos militares americanos se ponen en alerta máxima creyendo que la URSS ha enviado ya misiles a EEUU.

Aunque el prota consigue llegar al Pentágono y explicar que todo ha sido una broma de adolescentes, los militares encuentran con que no pueden detener al ordenador, preparado para responder a un ataque soviético con otro lanzamiento de misiles (es un antecedente bien claro del temido Skynet de la saga Terminator, que verá la luz pocos años después, como el ordenador escapa al control del hombre).

Entonces obligan al ordenador a "aprender", a que calcule absolutamente todas las posibilidades de las consecuencias que tendría un lanzamiento de misiles, la respuesta soviética, la contrarrespuesta americana, etc. Y lo hacen con el "Tic-Tac-Toe", un juego clásico que, bien jugado, siempre acaba en empate.



El ordenador comprueba que no tiene medios para ganar la guerra ya que una respuesta llevaría a la destrucción absoluta. Nadie sería el ganador de la guerra. Todos perderían. El ordenador llega a la conclusión con una frase mítica llamando a la concordia y que resume perfectamente lo que significa una guerra.



"Un extraño juego. La única jugada ganadora es... no jugar"

Estoy en medio de un proceso de divorcio largo y complejo. Mi ex-mujer, en un primer momento, pensó que la guerra era la mejor manera de conseguir lo que quería. Y a tal fin, aprovechándose de la coyuntura y de mis enemigos que ella conoce, decidió lanzar unos cuantos misiles. Pero no contó (o no evaluó correctamente) con los daños que le provocarían mi respuesta. Y entonces se dio cuenta de que nadie saldría triunfador de una guerra y de las consecuencias que eso puede causar a nuestra hija de 5 años. Así que nos hemos sentado a hablar y a negociar, como personas adultas, buscando acuerdos que nos permitan continuar cada uno con nuestras vidas y que de nada sirve hacernos daño: los perjuicios que uno puede causar al otro en nada ayudan a nuestra hija en común. Llevarse bien es mucho mejor que llevarse mal. Cedamos cada uno un poco de nuestra parte por el bien de nuestra hija, que es quien sufre los daños colaterales.

El lanzarse o no a una guerra también depende de lo que puedes llegar a perder. No puedes lanzarte a ciegas pensando que la otra parte no reaccionará e intentará atacar tus puntos débiles. Y si lo que puedes perder es mucho más de lo que puedes ganar, habrás de evaluar si vale la pena. O quizá vale más aplicar la frase

  "Vive y deja vivir"

Evidentemente cualquier otro parecido con otra realidad es pura coincidencia.




martes, 2 de julio de 2013

"Salgado es tonto de remate"

Esa sería la traducción aproximada al castellano del calificativo que me dedicó el Sr. Toni Ayza, que ya era Presidente de la Federació Catalana d'Escacs y también ostentaba un cargo en la Federación Española de Ajedrez, creo que el de Vicepresidente 1º.

El comentario exacto en catalán fue "es mes tonto que una soca".

El hecho ocurrió a finales de julio del 2006, cuando muy a su pesar la FEDA me designó para arbitrar el Campeonato de España por Equipos de Primera División Norte, concretamente durante las fechas 16 al 20 de agosto. Aunque el calificativo no vino por eso, sino por lo que contaré a continuación.

El Director del Torneo fue Iván Aguilar Garrido, al que aplicaré la máxima que dicen Les Luthiers en "Introduccción a las Artes Marciales": "Si aquél que dice ser tu mejor amigo te clava un puñal en la espalda, debes desconfiar de su amistad" (si no conocéis sus consejos, no os los perdáis). De Iván también podría explayarme largo y tendido, pero no es de quien quiero hablar ahora. Volvamos al Campeonato, o mejor dicho, a la preparación del mismo. Del Campeonato en concreto hablaré en un siguiente post.

Todo comenzó cuando Toni Ayza, saltándose el Reglamento General de Competiciones de la FEDA en sus artículos 38 y 39, pretendió alojarme en un Colegio Mayor de estudiantes (http://www.cmsantjordi.com/information.php) durante mi estancia en Barcelona. Además, quería que me alojase un día menos de lo estipulado por el reglamento, es decir, con salida el día 20, cuando el Reglamento señalaba especificamente que el alojamiento era hasta el día 21. Y mínimo en un hotel categoría tres estrellas, con la manutención acorde a la categoría del Hotel, en caso de que no den comida. Veamos los citados artículos:


El Colegio Mayor Sant Jordi no cumplía nada de lo especificado por el Reglamento: ni siquiera era un hotel, ni mucho menos un tres estrellas, ni tampoco daban manutención y además estaba situado a ¡Más de 30 minutos andando a la sala de juego! Considerad que era agosto y el calor sofocante de Barcelona, y si es normal que tenga que ir cargado con mi portátil 30 minutos a pie, habiendo hoteles de mucha mejor categoría, con comidas incluidas, situados mucho más cerca de Cotxeres.



Lógicamente, protesté. La respuesta de Ayza a que yo me negara a alojarme en el Sant Jordi, dirigida a Iván Aguilar, fue la que ya comenté anteriormente. Y amenacé con un plante e irme si no se solucionaba el tema. Finalmente dieron el brazo a torcer y me alojé en el Hotel Barceló Sants, aunque no me solucionaron el tema de las comidas. Yo podía comer en donde quisiera, "dentro de lo normal" (aunque visto lo que para él significaba "normal", me imagino que debía comer "de menú" en bares baratos), pagar de mi bolsillo y enviar los tickets a la FEDA. Un engorro, pero decidí aceptar para no poner en riesgo la realización del Campeonato.

Más tarde, durante el Campeonato, me enteré que yo no era el único afectado por el alojamiento propuesto. Varios equipos protestaron de las condiciones del mismo.

Los insultos y tratos despectivos a los árbitros son infracciones que van desde leves hasta muy graves tipificadas por el Reglamento de Disciplina de la FEDA. Imagino que si viene directamente de un superior, la consideración es más grave. Y el abuso de autoridad es una infracción muy grave. No estoy pretendiendo ahora que se abra un expediente a Toni Ayza por sus declaraciones (imagino que ya han prescrito), pero ya que él también quiere sacar a la luz cosas prescritas, no quiero ser menos.

Esa era mi relación con Ayza a mediados del 2006, anterior a todo lo que el quiera contar de mí. Y hay más, mucho más, pero iré poco a poco. El siguiente post tratará sobre lo acontecido en el Campeonato: mi vida llegó a correr peligro.

¡Gracias por leer y compartir este post!